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"Pasé de pesar 100 kilos a ser el mejor sudamericano en Chicago"

2017-10-14 20:44:25 | Diario Olé
Pasé de pesar 100 kilos a ser el mejor sudamericano en Chicago

Lucas Báez escribió este domingo la página más importante de su carrera como deportista. El maratonista culminó en el puesto 135 de la tabla general en la 40° Maratón de Chicago, una de las más prestigiosas del mundo, de la cual participa una multitud de atletas cada año y se realiza religiosamente cada domingo previo al segundo lunes de octubre desde 1977. El chacabuquense realizó el trazado de 42 kilómetros y 195 metros empleó 2 horas 38 minutos 3 segundos, culminando en el puesto 49 en la división de atletas de entre 25 y 29 años, siendo además el 120° mejor clasificado entre la rama masculina. Pero hay más: Lucas fue el argentino mejor sudamericano (obviamente, el mejor argentino) y el tercer mejor latinoamericano. Y aún desde Estados Unidos, Báez habló con Olé para dejar su reflexión sobre el fin de semana que le tocó vivir. - ¿Qué lectura haces de tu participación en la Maratón de Chicago? La verdad, no esperaba este resultado. El año pasado en la Maratón de Berlín terminé entre los mejores cinco argentinos, pero esta vez finalicé primero en una de las seis maratones más importantes del mundo. En el momento fue algo increíble, y más aún cuando con el correr de las horas me enteré que había quedado como el mejor sudamericano y el tercer mejor latinoamericano. Eso sí que no lo esperaba. Me quedo muy feliz por haber logrado lo que no me imaginé nunca. - En el durante, ¿lograste disfrutar? Es un mix entre disfrutar y sufrir. Una Maratón es una mezcla de sentimientos: hay euforia, tristeza, alegría, bajón, fuerza. Por mi cabeza pasó lo que te imagines. Lo importante está en la gente que te apoya, que te ayuda, que te alienta. Todo eso te suma a que la carrera te pase más rápido y en Chicago corres por lugares increíbles, donde todo está preparado para que puedas disfrutar de la Maratón. - ¿Qué pensaste cuando llegaste al kilómetro 42 y viste que faltaba tan poco para la meta? Ahí es cuando la cabeza es preponderante. En el kilómetro 35 empieza a definir más lo mental que lo físico, o ambas por igual. En los últimos cinco kilómetros, uno tiene que estar consciente que uno llegó hasta ahí y no es el momento de aflojar, pero por delante de los ojos se te cruzan todas las cosas que puedas imaginar. Pensás en aquello que te puede detonar la cabeza, en lo que te puede llevar al abandono, en lo que te puede hacer perder ritmo o en lo que te da fuerzas y te invita a dejar todo. A mí se me cruzaron miles cosas: amigos, familia, todos los entrenamientos que pasé, todo el sufrimiento. En el momento hay que agarrar cualquier pensamiento que sirva para llegar. Es un momento raro pero cruzar la meta final es una sensación inexplicable. Yo me permito disfrutarlo un poco más porque no necesito ir a buscar un tiempo o una clasificación, sino que me permito vivir el momento. Baez, durante la Maratón de Chicago. - ¿Qué tipo de estrategia pusiste en práctica durante la competencia? La estrategia del Maratón es muy especial y hay que tener sumo cuidado y respecto. Los que sabe, te dirán que lo más difícil empieza en el kilómetro: entonces, si uno juega fuerte desde el principio, tenés que estar muy seguro de que te queda resto para el final. De mínima, en Chicago nos encontramos con una temperatura más alta de la que pensamos: creíamos que iba a haber 8 grados centígrados y terminamos corriendo con 24, por lo que la exposición del cuerpo es otra. Ahí tomó más importancia la hidratación y la tranquilidad mental para no desgastar e cuero y controlar todo. Los primeros cinco kilómetros los corrí más rápidos de lo que tenía planeado porque no me andaba bien el reloj por haber tantos edificios y estar en el medio de la ciudad, pero ya a partir del séptimo kilómetro pude hacer una carrera sumamente prolija. Después, desde el 20 hasta el 42 hice todos los parciales de manera bárbara y ahí estuvo la clave: hice una carrera muy inteligente. No me quedó resto para tirar en los últimos tres porque hacía mucho calor y estaba pesado. Venía corriendo con una chica de elite y nadie más, así que fue bravo. - ¿En qué se basó su preparación? Comenzó en diciembre del año pasado cuando por el tiempo que había hecho en Berlín, salí elegido para estar en Chicago. Así que fueron más de diez meses preparando esto: empezamos con tres meses durante diciembre, enero y febrero ben fuertes de pretemporada para después pasar a hacer algo de montaña durante marzo en Tandil. Una vez que me sentía bien, era cuestión de agarrar velocidad en cale. En mayo corrí un 10 kilómetro en las Fiestas Mayas y después encaré cuatro meses de pre maratón total: fue un plan de entrenamiento ascendente que llegó a contar con dos meses de un volumen de 150 kilómetros semanales entre fondos y pasadas. Ya entre quince días y un mes antes, fui bajando las cargas de 150 a 60 o 70, para enfocar bien en el descanso, la alimentación y la hidratación. - ¿Cuándo te picó el bichito del atletismo? Corro desde hace cinco años porque estaba excedido de peso. Andaba en cien kilos. Durante los primeros dos años y medio, bajé 25 kilos. Ya estando en mi peso, tomé al deporte como algo más serio porque era algo que disfrutaba de hacer, entonces empecé a entrenar más fuerte. Lo asumí como responsabilidad y compromiso, dos ítems claves para hacer cualquier cosa en la vida. También me ayudó entrenar con mi grupo de amigos y con Marcelo Perotti, quienes me ayudaron a que esta actividad sea tomado naturalmente como parte de mi vida. Ahora que me pongo a pensar, en cinco años pasaron muchas cosas: pasé de pesar 100 kilos a quedar como el mejor sudamericano en la Maratón de Chicago, una de las más importantes del mundo. - ¿Cómo continúa tu actividad deportiva de acá hasta fin de año? ¿Proyectas algún nuevo desafío para 2018? No queda mucho más. La maratón deja el cuerpo roto, las fibras cansadas y la mente agotada. No quiero correr nada importante de acá a fin de año. Quizás tire algún 10 kilómetro a fines de diciembre pero no mucho más que eso porque ahora hay que enfocarse en recuperar: me alimentaré, agarraré fuerza y descansaré. Fueron muchos meses de preparación, de desgaste, de sufrimiento. Lo bueno ahora es aprovechar para tomarme unas vacaciones y, si bien voy a seguir corriendo, será sin presión. En verano volveré a programar una nueva temporada para 2018, donde seguramente me abocaré a algo de aventura y un nuevo Mayor.

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